Los días siguientes pasaron tranquilos, aunque nadie en todo el edificio parecía darse cuenta de mi existencia además de Milene. Iba a clases sin hablar…comía sola, y subía a diario a la azotea a mirar el cielo y pensar.
Una noche…a eso de las 8, recogí mis cosas y fui a las duchas. Me desvestí con lentitud, hacía mucho frío. Los baños era una estancia casi tan grande como el gimnasio, hileras de duchas divididas por una pared, sin puerta, dejé mis cosas sobre una banca y entre a la ducha, habían habilitado el agua caliente por el invierno, me reconfortaba mucho ducharme, me sentía casi como en un hogar, bueno que, aunque no lo quisiera ese lugar sería mi hogar por mucho, así que era un buen indicio. Me tomé mi tiempo, luego salí, unos pasos un par de hileras más atrás, yo me seque rápido y comencé a vestirme, no llevaba más que la ropa interior cuando tres chicas, que eran de mi clase aparecieron al comienzo del pasillo. Estaban con uniforme aún, pero incluso con él se veía el estilo que cada una lucía, estaba Nancy, llevaba botines industriales, y muñequeras con puntas, el pelo morado y rosado recogido en una cola, la cabeza rapada a ambos lados y muchos pircings, nunca había hablado con ella, pero me miraba constantemente cada vez que me la topaba, a su derecha una chica alta y muy rubia, su pelo llegaba hasta la mitad del muslo, llevaba los ojos verdes pintados totalmente de negro, y las uñas negras también, no conocía su nombre, pero la reconocía de los pasillos, y me parece mucho de mi vida de antes también, y a la izquierda una joven más o menos de mi estatura, Victoria, de pelo extremadamente corto pegado a la cabeza, labios rojos y piel muy blanca, casi transparente, llevaba las muñecas adornadas con cortes tiernos y brillantes, igual que las rodillas, llevaba zapatos de charol muy brillantes. Me miraron un minuto, luego Nancy dijo:
- Así que eres la nueva…aún no te hemos dado la bienvenida pequeña- avanzaba lentamente hacia mi, meneando tras de si su cola de caballo- es totalmente inapropiado que andes por ahí…sin estar aceptada- sonrió, y sus dos escoltas se miraron entre si. Yo estaba muda…me protegía torpemente con la toalla, y esperaba lo peor.
- Eres mas bonita de cerca- dijo acercándose de prisa, quedó a un palmo de mi cara y me rozó suavemente la mejilla y el cuello- esperé para hablarte… solo para ver como reaccionabas aquí, pero he notado que no haces nada, y no hablas con nadie.
- Eso puede ser porque, nadie parece fijarse en mi…a quien quieres que le hable- respondí, con un arrebato de frustración que salió de mi.
- Bueno, necesitas a alguien por aquí, Milene…digamos que no es suficiente para sobrevivir, llevas una semana me parece…ya es tiempo de que elijas un camino, o alguien vendrá y no será tan amable como yo.
- Yo pensaba que venias a darme la bienvenida…
- Justo a eso vine… seré sincera hay muchas que no te quieren aquí, es normal…no puedes juntar a cinco mujeres sin esperar una riña inmediata, vine a ofrecerte…como decirlo… protección y te vale aceptar, porque no veo que nadie mas te ofrezca nada- dijo seria, con media sonrisa pegada en la cara, y los ojos fijos en mi.
Las otras dos se acercaron a mi, una a cada lado…y acariciaron mis brazos, lentamente, sin decir nada, en ningún momento.
- Has demorado más de lo normal- dijo Milene sin apartar la vista de su cuaderno de dibujo.
- Me he topado con alguien en el baño- ahora tenia toda su atención.
- ¿Con quien?
- Nancy…y otras dos
- Hum…que quería de ti?
- Que me juntara con ella
- ¿Qué has dicho?
- Nada…pero creo que lo han tomado como afirmativo…
- Estas jodida…- dijo divertida
- ¿Y eso, porque?-
- Dime algo…fuera de aquí, ¿eras una mujer normal?
- Depende de donde mires, pero supongo que si
- Ya no lo serás mas…no me hables de ella, y no le hables de ella a mi, ¿entendido?
- Si tu lo dices…
- Sácate la polera…
- ¿Perdón?- dije acalorada y sorprendida
- He estado dibujándote, tienes lindos hombros, y quiero verlos.
Obediente, me quité la polera, busqué mi bolso y me senté en la cama para que pudiera verme… me concentré en mi bolso, era mi mundo allí, tenia un cuaderno donde pretendía escribir cosas importantes de la vida, tenía fotografías, y mi cámara digital, con la memoria repleta de fotos privadas, recuerdos y tesoros, que me hacían seguir fuerte, y no sucumbir a lo que antes me había echo tanto daño, cosas como las rosadas cicatrices de Victoria. Hace días que no miraba dentro de mi bolso. Empecé a pasar las fotos, allí estaba yo con mis amigas en el cerro, con mi gato negro, con mis amigos, con mi jefe, con el mar, en una sala horrible con poca ropa, estaba durmiendo en una cama desordenada, y en muchas cosas más que no me gustaba recordar, pero que necesitaba estuvieran allí…
Al día siguiente, Nancy me paró en el pasillo.
- Hola linda…que tal tu noche, pensaste en nuestros ofrecimientos?
- Si…creo que…acepto, necesito una vida…aunque sea dentro de esta cárcel…
- Muy bien…- dijo muy sonriente, luego me tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los míos, me arrastró hasta el aula, y me sentó junto a ella, atrás de las otras dos de la otra noche.
- Así que ha aceptado, buena elección- dijo la rubia, con voz raspada y un leve acento extranjero- Me llamo Astrid…
- Un gusto mademoiselle- dijo Victoria, con una voz dulce, me tomó suavemente la mano, con su mano fina y transparente, y besó mis nudillos, sonriendo y sin dejar de mirarme a los ojos
- Ahora, todo será mas fácil querida- dijo Nancy, acariciando mi pelo desordenado.
Si, todo fue más simple. Pero un poco… desconcertante. Junto con ellas nadie tampoco me hablaba demasiado, pero al parecer me tenían algo como respeto, no me empujaban más, ni me miraban curiosamente, y hasta me saludaban en los pasillos. Poco a poco comprendí que Nancy, se encargaba un poco del mercado negro del que me había hablado Milene, hasta el momento, yo comprendía el sistema como un colegio más, pero me equivocaba, era solo una cárcel con un poco de confianza hacia las internas, y por ende las internas tenían necesidades, especiales, bastantes seguían siendo alcohólicas, drogadictas o adictas a otras actitudes, especialmente infringirse dolor, no aceptaban obviamente objetos punzantes ni armas, pero Nancy, sabia como conseguirlos, siempre la visitaban, un par de mujeres y un joven poco mas adulto que nosotros. Para mi, que pretendía alejarme de “los malos pasos” era muy difícil, cuando en la habitación de Nancy con Victoria nos reuníamos, para separar la mercancía, para poder distribuirla, y por frente de mis ojos pasaban los licores y drogas que me habían acompañado hace poco menos de dos años y habían controlado mi vida. Debo admitir que caí en lo mismo, y no me importó. Pero eso era en el piso tres, habitación 303.
En la mía, todo iba bien, con Milene nos entendíamos cada vez mejor, ella no sabia nada de lo que yo hacia fuera, yo la sentía casi como a una madre, a la que debía mentirle, para que no me castigara. Conversábamos a veces toda la noche, y más de una vez ella vino a dormir conmigo porque tenía pesadillas, me sentía a gusto con ella. Conocio mi vida pasada y yo un poco de la de ella. A menudo también conversábamos con dos chicas de nuestra edad, que estaban dormían en la habitación que daba a la nuestra en el edificio del frente, que resultó ser también un reformatorio de mujeres, hablábamos por ventana y nos lanzábamos aviones de papel.
Ya me había acostumbrado a la vida en la cárcel, después de todo no era tan horrible.
Entra en mi mente...
♫
Cocain Girls (Capitulo IV)
Author: Gen ~ /Cocain Girls (Capitulo III)
Author: Gen ~ /Deben haber pasado dos minutos, o tal vez menos, mi mente recorrió toda mi vida, hasta que lentamente la puerta se abrió y por ella entro...Milene, supuse. Se quedó de pié allí, mirándome solamente y yo tampoco hice nada. Ella era más o menos de mi estatura, aunque bastante más delgada, su cabello era liso y desordenado, de un negro que rozaba el azul y caía suavemente sobre sus hombros, obviamente la mujer del dibujo (cocaine girl) era ella misma, pero sin ojeras ahora, o quizás nunca las tuvo de echo era solo un dibujo. Llevaba puesto un buzo burdeo, holgado.
- Deja de mirarme...o no podré dormir tranquila esta noche - dijo ella por fin,
- Oh!, lo siento, me llamo Paula, acabo de llegar- dije con un hilo de voz muy agudo- ni siquiera sé que hacer.
- Hum... bueno ese no es tanto mi problema como el tuyo, pero te has portado bien, la ultima que estuvo aquí se lanzo sobre mi enseguida, lamentablemente nos conocíamos desde el exterior, tu no quieres lanzarte sobre mi verdad?- preguntó con una sonrisa, yo negué-, entonces, por hoy te guiaré, pero no te acostumbres, estoy de buen humor. Debes hacerme caso en todo, no somos amigas, no tendrás amigas reales y debes cuidar tu espalda siempre, ahora no me mires, voy a cambiarme.
Me volteé hacia la ventana y me concentré lo más que pude en las grietas de la pintura del edificio de enfrente.
- Aquí las cosas son bastante simples cuando te acostumbras- decía con suavidad, su voz era rasposa y calmada, como su presencia, pero escondía algo, sabias al instante que no querías meterte con ella- eres nueva, busca un grupo y quedate allí, busca protección, no saques tus cosas de la habitación, si necesitas algo ilegal, si, lo necesitarás creeme, me dices yo haré los contactos, ah, también intenta confiar en mi, a fin de cuentas dormiré contigo, osea...aquí...
Yo la miraba impasible ahora, ya estaba con el uniforme, se veía cómoda también, había recogido su cabello en una cola de caballo, el frente aún desordenado enmarcaba su rostro pálido y delgado, ahora delineaba sus ojos con una gruesa capa de negro. Había hablado apenas con dos personas ese día y las dos me habían hablado como si dieran un discurso del que yo debía tomar nota, sabia que tenia que aprender rápido o pagaría las consecuencias, pero mi cerebro, ese día en particular, parecía poco interesado en mi futuro próximo. Partimos al comedor, milene caminaba dos pasos delante de mi, y sentía las miradas fulminantes de todas las demás a mis espaldas, de pronto me vi envuelta en una multitud que me arrastraba, apenas cruce el umbral del comedor milene me separó del tumulto que me asfixiaba lentamente, apenas salí me di cuenta de que mis piernas estaban rayadas y arañadas y mi pelo muy desordenado.
- No es nada, de echo, deberías sentirte bien, han hecho cosas mucho peores, ahora ven te sentarás conmigo...
El desayuno fue tranquilo, luego fui a clases con Milene, luego el almuerzo de la misma forma, fue un día bastante bueno, aunque nadie aparte de mi guía me dirigió ni una palabra ni una mirada.
- Entonces, que tal?- me preguntó ella, mas tarde en la habitación, el cielo se había despejado en el transcurso del día, y ahora los tonos rojizos del atardecer se colaban por la ventana.
- Bueno, podría haber sido peor
- Ah, y que hiciste para que trajeran aquí? no pareces muy bandida- se arregló el pelo y sonrió. Yo la miré a los ojos, no eran cosas que me gustara recordar, no tenia un confidente hace un par de años, pero por alguna razón ella me daba confianza...
- Hum, bueno, no fue una época muy buena, ni recordable, mi adolescencia fue horrible, me involucre con personas equivocasa, y tomé decisiones equivocadas también, me metieron en problemas...digamos desagradables, e hice cosas de las que no estoy orgullosa...
- Bueno, estamos por ahi - sonrió- cuantos años tienes?
- 17...tu?
- 19, llevo aquí un par de años, no he podido salir...ja! y que era tu vida antes de llegar aquí entonces?, al final no me contaste nada que no pudiera deducir...
- Bueno, sexo,drogas y...
- rock and roll? - me sonrió, y yo le devolví la sonrisa, hace tiempo no sonreía, se sentía bien.
- no quiero hablar de eso, quizás otro día...
- como quieras, buenas noches
- buenas noches
Esa noche soñé con ella, estaba sentada frente a mi en la habitación, no hacia nada, un resplandor platino entraba por la ventana, y no había ningún ruido, yo quería preguntarle que hacíamos ahora, pero no debía hablar, de pronto las otras comenzaban a entrar por la puerta por montones y me arrastraban hasta el comedor, donde estaba ella sentada otra vez mirándome, entonces yo sentía terror y quería escapar, pero me mantenían prisionera, y dolor inmenso me recorría y gritaba...Milene solo me miraba y ahora sonreía...
Cocain Girls (Capitulo II)
Author: Gen ~ /Revisión profunda a mi cuerpo y pertenencias, lo normal. Me condujo por pasillos oscuros y grasientos, me recordaban a algun hospital abandonado de alguna pelicula, era una especie de escalofriante tour por mi nueva realidad. A esa hora todas estaban en el gimnasio, me explicó, así que me mostraría el edificio... que más da. No volaba ni una mosca, me mostró las aulas, la biblioteca, el comedor, los baños y piezas y más piezas, todas dobles. Debimos estar media hora recorriendo el lugar, maldito lugar, los unicos lugares rescatables eran la biblioteca, tan grande como el comedor, alfombrada en su totalidad de burdeo, ventanas oscuras, butacas negras y por supueso pasillos y pasillos con estanterias repletas de libros, y la azotea que cumplia la funcion de patio, tenia una vista privilegiada de la ciudad gris que nos guarecia, por lo menos tendria algún lugar donde escapar.
Luego de ese "reconfortante" recorrido, me llevó a mi habitacion, segundo piso, numero 204, puerta negra, pomo dorado.
- Compartirás con Milene, ¿si? - si - tu uniforme está en el closet de tu lado de la pieza ¿si? - si-, debes lavarlo a mano tu solita.- sonrisa burlona, ya la odio- Las luces se apagan a las 22:30, yo misma vigilo los pasillos, todas de pie a las 5:30 am con ropa de deporte en el gimnasio, desayuno a las 7:00 am, uniforme implecable, clases desde las 7:45 hasta las 12:30, sin recreo durante la mañana, almuerzo hasta las 14:45, en el comedor, luego clases hasta las 16:30, y luego la tarde es tuya, dulzura - se regocijaba con nuestras miserables vidas, maldita- ¿Todo claro? - asentí- pues que bueno porque no responderé ninguna pregunta, ahora vistete, para el desayuno.
Y ahi me dejó, la muy...en fin, eran las 6:43 am, entré a mi habitación, habia una ventana que daba a otro edificio tan horrible como este, dos camas, dos mesas de noche, dos escritorios, dos armarios, las paredes eran beige, el piso alfombra azul marino, o quizás solo sucio. El lado de mi compañera lucia muchos dibujos en la pared pegados con cinta de papel, un dibujo en especial destacaba de los demas, en el centro, el retrato, un poco cariturizado, de una joven delgada, cabello corto, negro, desordenado, rasgos finos, piel clara, y ojeras muy oscuras que hacian undir los ojos oscuros, cuello desnudo, y unos garabatos que formaban dos palabras... Cocaine Girl.
Me quede un par de minutos observando la pared atiborrada de ilustraciones, en su escritorio y mesa habian cajas de cigarros, velas de colores, cuadernos y libros, era un desorden agradable para mi, y sospechaba que en un par de semanas mi lado de la pieza, el izquierdo, luciría bastante parecido. Me senté en la cama y froté mi rostro con fuerza, no entendía nada de como sobrevivir en ese espantoso lugar, de hecho hasta me aterraba caminar hasta el comedor, estaba segura de que me perderia al instante, ademas en cualquier momento las demas bajarian, y yo sabia como podian llegar a ser, crueles...muy crueles, lo habia vivido, pero tenía que desayunar, si no queria morir, y tenia que ser valiente. Miré en el armario, y saque mi uniforme, falda escocesa negra y gris y una polera color grafito, de algodon muy gastado, me hacia recordar mis pijamas más favoritos, me desvestí con lentitud, todo estaba muy frío, a mi pesar me senti bastante cómoda en el uniforme, dejé las piernas al descubierto y me puse zapatillas.
Entonces, esperé, no podía salir allí sola necesitaba un empujón...