Entra en mi mente...

En un mundo lleno de cosas vivas y palpitantes es imposible guardar todos mis pensamientos para mi...

Es por eso que e decidido...compartirlos...

Gracias por leerme, Disfruta.

Atte Initius E. Lucis

Un gran árbol de verdes hojas... (III)

Author: Gen ~ /

Cuando todo cesó los hombres desaparecieron en la oscuridad del bosque, Bladimir se levantó y gritó:

- ¡El que viva que me siga!

Solo tres hombres pudieron levantarse y caminaron. Al salir del bosque, en un río claro y cristalino limpiaron sus heridas, descansaron, se alimentaron, lloraron la muerte de sus compañeros y cumplieron el homenaje justo a su valor y honor.

Por la tarde seguían su camino. Pasaron la noche en la ladera de una montaña, fue la noche más fría que Bladimir nunca había vivido. Por la mañana, el frío había cesado completamente y el sol hacía revivir los músculos. Cuando al fin pudo ponerse de pie, se encontró con dos de sus hombres muertos. Muertos por el frío imperdonable de la montaña. Sólo su mejor hombre, Uruz, sobreviviente por naturaleza quedó a su lado. Enterraron los cuerpos y rindieron homenaje también.

Entonces caminaron más y más, días y noches sin parar, cruzaron tantos paisajes que un hombre no podría imaginar, y vieron tantos seres extraños e interesantes como estrellas en el cielo.

Una tarde, en que casi desfallecían, cuando su comida se había acabado, no encontraban agua en ninguna parte necesitaban un refugio, ya no tenían nada mas que sus espadas y su propia piel, y el sol abrumador había sido cubierto por negras nubes de tormenta. Encontraron un simple agujero sucio entre las faldas de una montaña. Cayeron rendidos sobre la piedra sucia y fría, la tormenta azotaba los árboles y hacia crujir la piedra vieja de las paredes. Entonces Bladimir durmió, como nunca lo hizo antes.

Durmió toda la noche, y toda la mañana, despertó tan reconfortado como si hubiese dormido en su cama junto a la chimenea encendida, salió para estirarse, el sol brillaba en lo alto todo parecía resplandecer, no sentía dolor alguno, ni hambre ni cansancio, era un hombre nuevo. Su acompañante igual despertó y salió a respirar, se veía tan reconfortado como el. Decidieron seguir su camino y volvieron a la cueva para buscar sus cosas. Entonces mientras Bladimir guardaba sus cosas, Uruz habló:

- Mi señor….mi señor….necesita ver esto
- Que puede ser más importante que continuar nuestro camino Uruz?
- Mi señor, realmente necesita verlo

Entonces Bladimir se acercó a ver que era lo que llamaba la atención de Uruz, quizás una nueva especie de araña, o un escrito extraño en la piedra como tantos habían visto antes. Pero no, no era ni un ser ni una ralla, era una rendija en la piedra, una rendija por la que se podía ver un sendero, el sendero más verde que nunca se vio, con un charco tan cristalino como una copa del cristal más fino, con un cielo tan azul y puros como los ojos de la mujer más hermosa, y en el centro de todo, un árbol, un árbol tan majestuoso que toda la tierra parecía depender de él, sus hojas parecían capaces de abastecer a todo un pueblo, y parecía ocupar todo espacio entre la tierra y el cielo.

Había concluido su búsqueda infinita en un mundo no explorado jamás, habían encontrado el árbol de la vida.

Desesperados empezaron a romper la piedra con puños y pies, tardaron toda la tarde, y en el atardecer, con manos y piernas sangrantes se abrieron camino entre la piedra muerta y quebrada, hasta un sendero que conducía a las raíces del árbol. El sol enrojecido como la sangre derramada por sus esfuerzos de llegar a la gloria iluminaba el camino, respiraban esperanzas y ansias.

Pero de pronto, desde la nada un hombre, dos o quizás tres veces más grande que Bladimir, con músculos incomparables. En su mano izquierda llevaba un gran escudo de madera y una brillante espada, y en la otra un gran cuerno perlado. Bladimir no supo que hacer más que mirarlo como si fuese una gran bestia a punto de atacar, Uruz a su lado lo miraba impaciente también.

Lentamente el gran hombre levantó el liso cuerno hasta su bocaza, rodeada de un brillante, abundante y rojizo bigote, e hizo sonar el cuerno. Sonó tan profundo y fuerte que Bladimir pensó que quizás el sonido llegaría hasta su tierra. Cuando el sonido cesó, un leve instante de pura paz reinó toda la tierra. De pronto de la nada surgieron mil hombres. Mil hombres como Bladimir, armados cubiertos de gastadas armaduras. Cuando Bladimir y Uruz estuvieron rodeados y sin salida, y el sonido de armaduras y espadas cesó, todos a coro y con una fuerza impensable gritaron RAGNARÖK!

Bladimir por un momento estuvo obligado a dejar toda su hombría de lado, y rogar por piedad, pero nadie lo escuchó ni siquiera comprendieron lo que este hombre ya aterrado gritaba. Estos hombres guerreros y desconocidos, asesinaron si piedad a Bladimir y Uruz en nombre de sus dioses.

Caído en batalla, Bladimir despertó en la eternidad, confuso preguntaba donde estaba y donde estaba Uruz, Bladimir era un gran líder y nunca olvidaría a sus hombres. Dos mujeres hermosas con lanzas y montadas en caballos se acercaron a él para consolarlo en su tristeza, le dieron de beber un elixir que revivió todos sus sentidos. Las dos mujeres lo llevaron hasta un palacio, un palacio magistral. En la gran puerta de madera lo esperaba un hombre custodiado por dos lobos. Las mujeres le anunciaron en silencio que este hombre llevaba por nombre Odhinn, Bladimir bajó del corcel y se arrodilló frente a él.

- De pie hombre – dijo Odhinn. Bladimir estuvo cara a cara con él, le faltaba un ojo, y su rostro estaba surcado de arrugas y cicatrices, aún así, con un rostro tan imperfecto Bladimir puedo ver en él la sabiduría de cien ancianos y la valentía de mil guerreros.

Entonces después de mirarlo a los ojos Odhínn le recito un poema:

Cuando pisaste mis tierras, encontraste lo desconocido
cuando entraste a mis colinas, te llenaste de conocimiento
cuando caíste, viste la luz de la eternidad
y hombre Valiente que parado estas aquí...
has llegado a este sitio,
por tu valor serás reconocido
te invito a sentarte conmigo en esta mesa,
a caminar por mis pasillos de oro
y compartir el vino glorioso de mi Tierra...


Bladimir, vivió toda la eternidad en Asgard junto a todos los guerreros caídos en batalla como él, merecedores del honor de esperar el Ragnarök. Entonces al final de los tiempos cuando toda la historia de la tierra llegaba a su fin, todos los guerreros incluyendo Bladimir junto a Odhinn bajaron a luchar en la tierra de los humanos y las criaturas, pero eso es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión.




--------------------------------------------------------
Dedicado a C.H.H... gracias por escucharme por comprenderme y sobre todo gracias por entrar en mi vida...

my viking... :)


Atte

Initium E. Lucis...

Un gran árbol de verdes hojas... (II)

Author: Gen ~ /

En alguna parte del camino, tuvieron que esconderse, de un grupo de hombres desconocidos que corrían sin parar, desde las sombras, Bladimir y sus hombres los observaron. Eran hombres grandes, cada uno llevaba una armadura y un casco diferente con cuernos y espadas tan largas como uno de los hombres de Bladimir. Mucho rato después, seguían ocultos en las sombras, Bladimir quería a sus hombres como a su propio hermano, y tenia que cuidarlo, llegada la noche, o eso supuso Bladimir, continuaron su camino por el frondoso y oscuro bosque.

Pasaron días y días, cruzaron bosques, ríos, lagos, bordearon montañas, escalaron y nada, el gran árbol majestuoso no aparecía. Los ánimos de encontrar la gloria decaían, y sus hombres estaban exhaustos. Una noche que acampaban, Bladimir decidió hacer una asamblea con todos sus hombres y dijo:

- Hombres, su lealtad es incondicional y lo veo, pero veo también sus caras cansadas y sin ganas, quien quiera seguirme Hágalo, quien no y desee volver a casa con su familia es libre de hacerlo. Son grandes hombres y podrán reconocer el camino a casa. Que los dioses los amparen!

Hubo una ovación inmensa que hizo despertar el bosque en esa oscura noche, celebraron la cordura y el liderazgo de su mayor Bladimir.
Por la mañana, limpiaron todo, y los diez hombres más leales y valientes siguieron a Bladimir, mientras todo el resto de valientes tomaron el camino contrario.

Pasaron mas prados verdes y paisajes hermosos, días y más días.

Entonces un anochecer, en un sendero rodeado de verdes pastos brillantes y lisos aparecieron pequeñas manchas de luz, que revoloteaban a su alrededor haciendo ruidos fugaces y hermosos. El sendero era tan largo como una ciudad, y en el camino pudieron observar que no eran solo manchas de luz, eran personas, muy pequeñas y aladas, eran hadas.

Las hadas se compadecieron de estos hombres agotados y desdichados, y les ofrecieron comida, bebida y un sueño fortalecedor. En la mañana, Bladimir y sus hombres despertaron confusos, se sentían como nuevo, pero no tuvieron ni la menor idea de porque, ya que las hadas obran pero en silencio y no dejaron que lo recordaran.

Mas adelante en el sendero, se adentraron en otro frondoso bosque oscuro, como tantos habían cruzado ya, pero este bosque tenia algo diferente, una atmósfera tranquilizadora, que hacia pensar que todo estaría bien. En lo más espeso del bosque, la oscuridad era casi total, todos sus sentidos se agudizaban y a Bladimir le parecía escuchar los corazones de todos sus hombres palpitando bajo la piel. Entonces un resplandor surgió de los árboles, se movía delante y detrás de ellos con una rapidez impensable. Bladimir y sus hombres alarmados se armaron de valor y sacaron sus espadas y hachas preparados para la batalla, pero de pronto el resplandor cesó su baile impasible y se detuvo frente a ellos entre dos árboles especialmente grandes, el resplandor bajó y todo el bosque comenzó a iluminarse de una tenue y anaranjada luz. Donde antes estaba el gran resplandor estaba ahora una hermosa mujer alta y delgada. Bladimir y sus hombres se acercaron a ella, todos embobados por su perturbadora belleza. Frente a ella pudieron observarla. Era tan alta como uno de los hombres de Bladimir, su cabellera rubia y ondulada caía sobre su pecho hasta las caderas y dos orejas finas y puntiagudas sobresalían de su cabeza, sus ojos plateados transmitían una paz increíble e iba vestida con una túnica blanca y resplandeciente que tapaba todo su cuerpo delgado, desde las mantas brillantes, levantó lentamente una mano pura y delgada y le hizo señas a Bladimir para que se acercara.

Bladimir estuvo a un palmo de ella, no podía dejar de mirar esos ojos infinitos. Pensó entonces que tanta maravilla solo podía decir una cosa, debía de estar cerca. Seres hermosos protegían la sabiduría y la gloria del árbol majestuoso. Estos son los seres hermosos. Entonces la hermosa mujer que seguía mirándolo sin parpadeo, le acarició el pelo y asintió lentamente, casi imperceptiblemente, pero Bladimir supo que iba por buen sendero. Entonces cuando abriría su boca para pedirle que lo guiara, toda la luz desapareció y todo se hundió en la oscuridad total y la mujer desapareció.

Pasaron la noche en la oscuridad alertas.

Por la mañana, se levantaron y anduvieron y anduvieron, pero el bosque infinito y oscuro no terminaba. De pronto sin previo aviso fueron atacados, se defendieron como pudieron, Bladimir no pudo reaccionar bien, entre la sangrienta lucha pudo observar que eran simplemente hombres, cubiertos de brillantes armaduras.

Un gran árbol de verdes hojas...

Author: Gen ~ /

Existen mundos en el universo donde nadie se atrevería a entrar. Midgar es uno de ellos.
Allí habitan hombres que son como lobos que gritan en el mar y la tierra y aterran a los humanos día y noche.

Pero en esta tierra de de horrores persistentes también existe algo hermoso, una luz de esperanzas para las criaturas. Un gran árbol de verdes hojas. Desde tiempos inmemoriales se cuentan historias de los hermosos paisajes que lo rodean y los hermosos seres que lo custodian. Esta tierra hermosa hogar del gran árbol se encuentra perdida en el tiempo en la inmensidad de un mar infinito habitado por criaturas inimaginables y se encuentra resguardado por gigantes de fuego en Jountusheim y gigantes de hielo en Niflheim.

En las costas de este océano sin fin existen seres humanos con corazón de guerrero, y cabellos largos rubios y trenzados y que con solo un grito atemorizan a sus oponentes.

Una de las historias mas relatadas acerca del gran árbol es que, en lo más alto de sus ramas, existe un templo donde habita un dios, que alberga a todos los valientes que merecen llegar hasta sus pies.

Existió en ese mundo un hombre, Bladimir, un héroe e su pueblo, respetado y seguido por todos.

Un día surcaba los mares del sur de su continente en busca de tesoros de joyas y rubíes. El océano estaba calmo y el viento a su favor, sus dioses lo bendecían con buen tiempo. De pronto, en el tiempo de un parpadeo, el cielo se oscureció, las aguas se agitaron y los vientos cambiaron la dirección y el sentido de todo y de todos.

Los hombres de Bladimir, desorientados no sabían que hacer, todo se hizo caos y confusión, en medio de eso Bladimir en paz y tranquilidad como buen líder, pensó, observó la escena con detenimiento y divisó a lo lejos en el horizonte, en medio de la tormenta un barco con velas oscuras y una gran cabeza de dragón tallada en la popa. Al acercarse el bote desconocido a la embarcación de Bladimir, incluso con el ruido del caos se podían oír los gritos de cientos de furiosos hombres.

Entonces Bladimir piensa, quedaba comida para pocos días y probablemente el barco no resistiría la tormenta, no quedaba otra alternativa, decide ir tras la embarcación, sus hombres, aunque temerosos lo siguen. Se lanzan al mar enfurecido en botes de rescate que durarían la corta travesía de barco a barco, pero llegan a salvo a la extraña embarcación. Abordo, Bladimir cae rendido y se entrega al sueño. Soñó con un gran árbol majestuoso, con seres hermosos y maravillas, y despertó. Entonces recordó que su padre le había contado historias sobre aquello, pero lo olvido enseguida porque llegaban a tierra y era tiempo de desembarcar.

Los extraños hombres, que solo cruzaron palabra más que para ordenar cosas, los dejaron en la playa y se alejaron en negros caballos hacia el bosque más próximo y en cosa de minutos, desaparecieron.

Luego de unas horas de descanso, Bladimir decide abordar la playa, pero por el costado opuesto a la ruta de los hombres, tenia que ser cauteloso para cuidar la vida de sus fieles y la suya propia. Caminaron y llegada la noche montaron campamento en un claro de bosque. El primer día luego del arribo en el a tierra desconocida levantaron sus cosas y guiados por su líder, emprenden un viaje de reconocimiento.

Hacia frío en todo el territorio, el sol brillaba en lo alto, mas no calentaba ni un poco.

Luego de horas de caminata sin ver nada más que árboles y claros, animales pequeños y pájaros, se encontraron parados frente a lo que parecía un pueblo.

Un pueblo que había sido devorado por las llamas, el suelo estaba cubierto de espadas y escudos, y todo estaba manchado de sangre. Recorrieron el pueblo en busca de cuerpos, vida, y víveres, pero no encontraron nada, la comida estaba seca, no había ni un cadáver, ni siquiera un indicio de lo que había sucedido por lo que siguieron adelante.

Esa noche, luego de montado el campamento, y de haber montado su turno de guardia, Bladimir, soñó con su padre que le decía:

- Hijo, estas cerca, buscadlo y dadme honor…

Entonces en sus sueños Bladimir recordó toda su infancia, las leyendas sobre el gran árbol, los juegos infantiles donde el lo encontraba y sentía la gloria, todo. Y se dio cuenta, de que esta era la tierra. Como lo supo, no podría decirlo, simplemente lo supo. Entonces decidió que irían en busca del gran árbol, y así fue. Despertó antes que el sol renaciera, y esperó ansioso. A primera hora de la mañana, partieron nuevamente.