Entra en mi mente...

En un mundo lleno de cosas vivas y palpitantes es imposible guardar todos mis pensamientos para mi...

Es por eso que e decidido...compartirlos...

Gracias por leerme, Disfruta.

Atte Initius E. Lucis

ArregloRelojes

Author: Gen ~ /


- ¡Arreglo relojes!- dijo sonriente.

El anciano tenia pelo gris, despeinado por el viento que ocupaba todos los lugares del mundo ese dia, piel porosa, arrugada, barba insipiente gris tambien, traia puesto un pantalon de tela beige arrugado por su uso excesivo, y una chaqueta beige de tela tambien, cerrada hasta el cuello, zapatos negros gastados y rotosos. Manos juntas en la espalda.

"Un arreglador del tiempo", pensé, ¿Y busca relojes para arreglar?, mejor seria que arreglara su tiempo pues parecia haberse detenido hace mucho.





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Antugueis ^^

Magdalena

Author: Gen ~ /

" El amanecer se ve bellisimo desde aqui...Creo que nunca dejaria este lugar, no, este es mi lugar definitivamente...El viento es fresco, la noche esta aquí conmigo cuando llega y puedo casi tocar las estrellas con mis dedos...Polvo de estrellas...¿Como sera volar? me asusta averiguarlo, pero necesito hacerlo ¿Que hacer?
El nunca me comprendió, todo es su culpa...por el estoy aqui, solo por el, para que sienta lo que yo...el no es para mi dicen todos...¿que saben?...yo si se, y si lo es, es perfecto para mi, es todo mio, pero el no sabe, no comprende. Ya es tarde, lleo aqui todo un dia...me pareció un siglo y cada segundo una hora, creo que es hora...tengo sueño, si lo hago ahora puedo dormir en el camino y olvidarme de todo, dejar todo atras, o arriba...
Si...ahora es la hora perfecta, el amanecer es tan hermoso...perfecto para esto...no puedo dejar de verlo...
Me siento tan en paz...me siento tan feliz ahora...nunca me alrjaria de aquí, de ahora, pero es necesario.
El viento está fresco...y fuerte...me acaricia...ya es tiempo..."

Magdalena subió al borde, sintió el viento en su cara, sintió el peso del mundo sobre ella y lloró, sus lagrimas golpearon el suelo de la calle...justo en ese instante, Magdalena saltó...

Detras de la Escalera (cap V y VI)

Author: Gen ~ /

V. La ciudad de los árboles

Llegaron entonces al final del bosque tenebroso que se convirtió en uno bastante hermoso. El cachorrito desapareció, y ellos siguieron su camino. Anduvieron poco más y llegaron a un prado, lleno de hermosos árboles que llegaban al cielo, aguas cristalinas, pajarillos trinando y mariposas revoloteando.

- Creo que llegamos- Dijo Sunniby
- Si, creo que si- dijo Paulo felizmente.

Se recostaron cómodamente bajo un árbol, Sunniby bebió fresca agua de una vertiente, el sol estaba tibio y una brisa fresca refrescaba todo. Paulo miró su reloj de pulsera eran las 7:51 AM. Estaba tan cómodo, que sus ojos se cerraron lentamente y nuevamente se durmió.

Algo le picaba en la espalda, comenzó a rascarse con mucha euforia, golpeando el tronco del árbol con su codo.

- Me estas haciendo daño- dijo alguien. Paulo miro alrededor pensó que Sunniby le había hablado pero ella estaba por allá jugando en el agua de la vertiente cristalina. No le dio importancia y continuó su labor de rascado.
- Aún me haces daño…- dijo nuevamente la voz. Paulo se puso de pie y miro…No había nadie allí.
- Aunque no lo creas, soy un ser vivo y si me golpean me duele, ¿te gusta acaso que a ti te golpeen?- Entonces una rama golpeó a Paulo en la Cabeza.
- Eh…¿lo siento?- dijo Paulo
- Si, si bueno…espero que no vuelva a ocurrir, vine aquí para estar tranquilo, y no me gusta que me estén golpeando, ¿Qué hacen por aquí? Hace mucho tiempo que nadie se paseaba por aquí…ya estábamos algo aburrido de tanta tranquilidad.
- ¿Quiénes?
- Pues, todos, todos los árboles que vinieron aquí a descansar, somos todos unos viejos, ya no estamos para nidos ni ardillas, solo tranquilidad.
- Bueno, nosotros vinimos en busca de un libro que se perdió hace muchos años atrás, ¿no lo habrá usted visto por casualidad?
- Pues, hace tiempo vino un niñito como tu, llegó con un gran libro pero se fue con las manos vacías, debe de haber estado por aquí, si me esperas un momento consultaré si alguien lo recuerda por aquí.
- ¡Sunniby! Ven aquí, creo que tenemos mucha suerte- Sunniby saltó hasta Paulo, y esperaron juntos un rato, entonces el árbol de nuevo habló y dijo:
- Pues, pocos lo recuerdan, pero aquí se quedó, el gran sauce dijo que ese niño hace muchos años había estado leyendo bajo de él, pero que el libro no había quedado allí, el Manzano dijo que el niño se había subido a sus ramas para coger algunas manzanas pero que el libro no había quedado allí, entonces el Baobab habló y me dijo que el niño había paseado por entre sus grandes ramas y que allí había quedado el libro, así que si quieres encontrarlo, pues…busca al Baobab.

Paulo, no sabia lo que era un Baobab pero pensó que si el niño había corrido por entre sus ramas debía de ser un árbol gigantesco.
Caminaron por entre todas las clases de árbol buscando al más grande de ellos, y lo encontraron.

- Señor Baobab, ¿está usted allí?- preguntó solemnemente Sunniby
- Si que sí, ¿quién pregunta?
- Somos Paulo y Sunniby- dijo ella- Buscamos algo perdido
- Ah, si, si, claro, por aquí estaba, no recuerdo donde, me temo que tendrán que subir- dijo con su ronca voz el Gran Baobab, entonces con una gran rama, los empujó hasta arriba. Por encima el Baobab era más grande de lo que parecía, tenía ramas gigantescas por todos lados, seria difícil encontrarlo.
- Creo que si nos separamos, lo encontramos más rápido-dijo Paulo, y caminaron en caminos opuestos. Caminaron mucho rato por su lado cada uno, sin encontrar nada más que polvo y hojas secas, entonces se volvieron a encontrar y justo allí estaba el Libro, en el final del camino de cada uno. Estaba bajo de una capa de polvo gruesa. Paulo lo tomó y hojeó, tenia paginas amarillentas de letra negra muy pequeña, en la tapa un montón de dibujos que formaban una hermosa composición.
- Y ahora ¿Cómo nos volvemos?- Dijo Sunniby
- ¿Quieren irse ya? ¿Y tan pronto?- dijo el Baobab desde dentro- ¿y a donde se dirigen?
- Al claro en el bosque, donde el Viejo
- Ah, si, lo recuerdo- Vamos entonces- Entonces un agujero se hizo en el tronco del Gran Baobab, dejándolos caer por un oscuro tobogán, Paulo se aferró como pudo al gran libro negro, y se dejó caer. Al poco rato, cayeron al frío y duro suelo. Se levantaron, estaban justo en el riachuelo Lila. Corrieron por el sendero y llegaron al claro en el bosque.

Al llegar a la casa, entraron apresuradamente para entregarle sus conocimientos al Viejo. Apenas entraron, a Paulo algo negro se le vino encima, Paulo se fijó que era su sombra.

- Te extrañe tanto compañero- dijo ésta, y de un salto se pegó nuevamente a los pies de Paulo.

Estaba también Hanngrell. El Viejo los esperaba con una cena maravillosa de Pavo y Verduras, comieron de muy buena gana.

- Creo que me iré a mi casa, estoy cansado- Dijo Paulo
- Pues si te vas, te vas con esto- Dijo el Viejo, y le entregó el Gran Libro de todas las historias y cosas del mundo- Yo ya no lo quiero.
- ¿Y por donde te irás?- Preguntó Sunniby
- Yo puedo llevarlo, conozco varios atajos- dijo Hanngrell con su voz chillona. Paulo se despidió del Viejo y de Sunniby. Entonces Hanngrell se acercó a él, se estiró muy grande y lo abrazó, todo comenzó a girar.

VI. De regreso

Paulo, cayó sobre algo mullido y tibio, se sentó sobresaltado mirando desesperadamente alrededor para ver donde se hallaba ahora. La cabeza le daba vueltas.

- ¿Dónde estamos Hanngrell?- Preguntó, pero el niño no respondió. Cuando pudo fijar la vista se dio cuenta de que estaba en la habitación que había sido de su padre hace muchos años, estaba sentado en la cama, estaba de día afuera, y hacía mucho calor. Miró su reloj de pulsera eran las 11:13 AM.

Todo debió ser un sueño, un hermoso sueño.

Entonces se levantó tranquilamente, y fue a mirar al abuelo, ya se había levantado, se preparó desayuno y comió, ese día sus padres irían a buscarlo para llevarlo de vuelta a la normalidad. Esperó un rato, y el abuelo llegó con bolsas de compras y un paquete bajo el brazo. Paulo le ayudó a guardar todas las cosas.

- Esto estaba en el jardín, dice tu nombre hijo, toma- Dijo el abuelo extendiendo el paquete. Paulo lo tomó y lo abrió, traía el Gran Libro del viejo. Paulo no sabia que pensar.
- ¿Y eso?- dijo el abuelo- Creo que lo he visto en algún lado. Creo que cuando pequeño encontré uno casi igual en la casa de un viejo, pero lo perdí y me escapé, no pensaba ser regañado, no lo pierdas tú.


Paulo se llevó una gran sorpresa.



Fin



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Dedicado a Ilich por ayudarme a comenzarlo hace muchos años, a Ibi por ayudarme a continuarlo hace poco, y a Gonzalo por incentivarme a terminarlo hace nada

Detras de la escalera (cap IV)

Author: Gen ~ /

IV. El verdadero guardián

- ¿Y que es lo usted que perdió señor guardián?- dijo Sunniby con todo de detective
- Una llave, hace mucho, pero no señorita dulce, yo no soy el guardián, yo soy el portero, y como soy portero necesito llaves, porque un portero abre puertas y solo las llaves abren las puertas que un portero necesita abrir, no he abierto una puerta desde que perdí la llave, pues tengo solo una puerta que abrir, pero esta cerrada.
- ¿Y cómo era su llave señor portero?- Dijo Sunniby.
- Era dorada, larga y brillante, y tenia muchos dibujos sobre ella- Paulo pensó que podría ser la suya, la busco en el fondo de su bolsillo, y ahí estaba, la sacó y la puso a la altura de sus ojos.
- ¿Será por casualidad, esta la llave que busca señor Portero?- Dijo Paulo con tono de triunfo. El nunca pensó que una aventura fuese tan fácil.
- ¡Si! Justamente es esa- Se la quitó de las manos y se puso colorado de felicidad, pero el ceño fruncido no desapareció. Entonces silbó con los dedos en la boca, y algo se movió entre los árboles, algo grande, a Paulo le pareció un ascensor o algo parecido, pero no subía, andaba de frente.- ¡Vamos! Todos arriba, los llevaré aquí por ayudarme a encontrar la llave, vamos, los llevo a la entrada- Paulo y Sunniby subieron, y al momento la cosa comenzó a andar rápidamente por entre los árboles y los arbustos- Yo lo llamo Transportador- dijo el Señor Portero- Lo encontré tirado por allí, y me resultó útil- Paulo pensó, que el Señor Portero no tenia creatividad para poner nombres.

Anduvieron rato y más rato por entre árboles y más árboles. Pronto llegaron a una gran puerta de metal, entonces el Transportador se detuvo, y bajaron de él, al momento el Transportador se puso en marcha solo y se perdió entre los árboles.

El pequeño Señor Portero, caminó decidido hasta la gran puerta de metal oxidado, sacó la brillante llave de su bolsillo, la metió en la gran cerradura oscura, y empujó, la gran puerta apenas si se movió.

- Vengan, ayúdenme hace tanto que no abro ninguna puerta que ya no tengo fuerzas como antes- Entonces Paulo y Sunniby le ayudaron, lentamente abrieron un espacio por el que cabían sin problema los niños- Yo no los acompaño más, tengan cuidado con el guardián puede ser muy fiero, pero si es un buen día, no tendrán problema alguno- Paulo quiso que este fuese un buen día para el guardián, pues había sido todo tan fácil, a Paulo no le gustaba esforzarse mucho, porque el era un niño tranquilo y esforzarse significaba exaltarse un poco.
- Pero, ¿qué cosa es el guardián?- dijo Sunniby
- Ah…pues eso depende del día también.

Y Paulo y Sunniby entraron por la puerta, había un sendero, con flores, pasto verde y una cerca amarilla en el borde. Más allá de esa cerca amarilla se extendía algo como un desierto, nada podría vivir allí. Un poco más allá se avistaba un bosque bastante tenebroso.

- ¿y como se supone que sepamos cuando lleguemos?- dijo Sunniby
- Pues, algo no los dirá ¿no crees?- Respondió Paulo.

Caminaron hasta el tenebroso bosque en medio del desierto. Los árboles estaban secos, habían arbustos muertos, hojas caídas y nada de vida, Sunniby, llevaba a Paulo tomado por la correa del pantalón del pijama. Paulo estaba atento a todo, el ambiente hacia que su tranquilidad normal desapareciera, estaba agitado y sudaba. Tropezaban con las raíces muertas de los árboles, y de vez en cuando rozaban con una rama seca, Paulo se raspaba a veces las heridas que se había hecho al caer del árbol. La luz desparecía a tramos, y hacia crecer la expectativa de que algo terrible ocurriría. Paulo de pronto comenzó a sentir la sensación de que algo los seguía, de vez en cuando sentía brisas por la cabeza y por entre los pantalones que le hacían temblar, sentía a Sunniby temblar también a veces. La luz disminuía de a poco, de pronto vio algo por el rabillo del ojo. Algo oscuro se movía por entre los árboles, después algo oscuro se movía por entre los árboles del otro costado, luego por detrás de ellos, luego se cruzaba con ellos, Paulo sin querer había apurado el paso, arrastrando a Sunniby de la mano. Casi corrían ya, tropezaba pero no le importaba, el largo pelo de Sunniby que correteaba a su lado le tocaba los rasguños de las manos, pero no le importaban, tenia susto y tenían que salir de allí, seguro que no era un buen día para el guardián.
Corrieron, todavía la cosa negra correteaba por aquí y por allá. De pronto:

- Aghhh!!!- Sunniby tropezó y calló entre unas grandes raíces muertas, Paulo se volvió para recogerla. Lo hizo, y al voltear, algo estaba andando hacia ellos.

Era algo alto y delgado, sin duda una figura humana, una figura femenina, siguió andando lenta y pausadamente, parecía flotar, venia en total oscuridad. Paulo y Sunniby no se movieron de donde estaban parados. Cuando la persona llegó a la luz, resultó ser una mujer hermosísima, muy alta y delgada, tenia cabello negro trenzado sobre el hombro, y llevaba un largo, viejo y rotoso vestido blanco. Rostro delicado, labios rojos, y ojos claros como el agua. Los miró un largo rato con ojos penetrantes, haciéndolos quedar como en trance. Abrió la boca, Paulo pensó que una mujer tan hermosa debía de tener una hermosa voz, pero todo lo que salió de la garganta de la mujer fue un horroroso chillido, a Paulo le recordó a un perro cuando se le pisa la cola. Paulo tiró de Sunniby por el brazo y comenzó a correr de nuevo. La mujer les seguía muy de cerca, chillando cada vez más fuerte, Paulo giraba de pronto para mirar la cara de la que había sido una hermosa mujer, ahora estaba totalmente transformada, la boca abierta imposiblemente dejaba ver dientes afilados, había palidecido, la trenza había desaparecido y el pelo al viento se alborotaba. A Paulo que era un niño tranquilo esto no le gustaba para nada.
De pronto algo sucedió, de los árboles nacieron hojas y flores, la luz entró por arriba, las raíces se escondieron en el suelo, los arbustos revivieron, y todo cambió. Paulo y Sunniby pararon en seco, pues como todas las raíces se escondían el suelo tembló, se giraron para buscar a la horrible mujer, y en su lugar encontraron un tierno cachorro de lobo, gris, peludo y esponjoso, de ojos grandes y bondadosos, que brincaba entre las flores que nacían aceleradamente del suelo. Paulo pensó que el día del guardián acababa de arreglarse. El cachorro los miró y alegre comenzó a correr adelante, Paulo y Sunniby lo siguieron.