Ya pasaba octubre, y en el internado todo vibraba con el proximo evento único en el año para nosotras. Quizás era la forma de recordaros que eramos brujas o almas en pena, sin rumbo ni razon en este mundo, pero solo nos dejaban celebrar "La noche de brujas". Era un evento único y recordable, nos dejaban practicamente al aire , 12 horas, de 20.00pm a 8.00 am, 12 horas de libertad.
Nancy ya habia terminado los contactos para conseguir la mercancia que nos habian solicitado hace un par de semanas, alcanzaria para cubrir el pedido, para nosotras, para quien mas quisiera y sobraria. Le habia cobrado una suma exorbitante a Paz, quien no dudo en pagar, cada día mi ansiedad aumentaba. En cuanto a Paz, se podria decir que habiamos llegado a ser grandes amigas, a menudo la encontraba en los pasillos que frecuentaba o fuera del baño, y me acompañaba, me contó de su vida y pude confiar en ella tanto como en Milene, quien se distanciaba de mi poco a poco mientras notaba que mi relacion con Paz iba en aumento y cada vez me miraba menos como antes. Una noche fría de domingo, despues de pasar toda la tarde con Paz, bajamos para que ella me dejara en la puerta de mi habitación, como de costumbre. Entonces allí estaba Milene, de pie en la puerta, con su croquera en la mano, los ojos hundidos en sus cuencas oscuras, los labios apretados y la mano sangrante, se me paralizo el corazón de verla así, y corri lo que quedaba de tramo para verla. Estaba fría y muy pálida, mantenia la vista fija al frente y sollozaba en silencio.
- ¿que ha pasado?- pregunté desesperada. Ella no contestó, sólo se limito a desviar la mirada hasta la alta figura de Paz. Yo no comprendia nada, tomé su rostro entre mis manos y la apreté. Luego tomé su mano sangrante y levante la manga mojada. Tenia mas de cinco cortes irregulares en el antebrazo, que sangraban con pasión. Su sangre goteaba al piso.
- Tenemos que llevarla a la enfermería- dijo paz por fin- Yo la llevo, tu busca lo que ha usado para cortarse y tiralo por la ventana o tendremos problemas. Se acercó a milene con cautela y alargó la mano para tomarle el hombro y empujarla. Entonces Milene reaccionó de manera tan brusca que me tomó por sorpresa.
- NO ME TOQUES! maldita perra...- dijo con voz ácida- te atreves a volver...y a acercarte...otra vez...- Empujó a Paz que cayó de espaldas al suelo húmedo, y se subió en su abdomen, tomo su cara entre sus manos sangrantes y le apretó- NO LO MEREZCO! deberias morir...yo misma deberia matarte! - Entonces rodeo el frágil cuello de Paz entre sus manos y comenzo a apretar, yo no podia reaccionar, debia pararlas, en cualquier momento llegarian las guardias y todo se pondria feo- ERES UNA PUTA DE MIERDA! - gritaba Milene desesperada- ALEJATE! NO LO PERMITIRÉ DENUEVO!
Paz se defendia como podia, pateando y empujando a Milene a quien la adrenalina hacia cada vez mas fuerte, por fin pude reaccionar y salté encima de ellas. Tomé a Milene por el cuello y la tire hacia atras.
- SUELTALA! Cual es tu problema...estas loca acaso? SUELTALA!- dije con ira, no podia comprender que era lo que sucedía, creo que era una parte de la vida de Milene que esta habia preferido guardarse, y eso me dolía más que el hecho de que estuviera asfixiando a una buena amiga. Entonces Milene la soltó, Paz se llevo las manos al cuello para reducir el dolor y giró en posición fetal. Milene yacía encima de mi en el suelo. Yo me libre de ella con un movimiento brusco y ella se giró para mirarme directo a los ojos, con sus ojos profundos y brillantes.- No entiendo que puede ser que te duela tanto que quieras matarla- dije con rabia
- Tu no entiendes nada - me dijo
-CLARO QUE NO ENTIENDO! Confié en ti! te dije toda mi vida y mis ataduras... y tu? NUNCA puedes confiar en mi del todo! solo puedo ver que eres una maldita depresiva que intenta matarse cada vez que su pasado regresa! LE HACES DAÑO A TODO EL MUNDO MILENE! deja de mirarla con esos ojos desquiciados ... es mi amiga... pense que tu lo eras tambien...pense que eras mas que mi amiga...me equivoqué... Suerte con tu castigo...nos vemos pronto.
Entonces caminé hasta Paz, empujando a milene por el hombro. Ayudé a Paz a levantarse con cuidado, y comenzamos a caminar hasta la enfermería, antes de terminar el pasillo, llegaron corriendo tres guardias bien fornidas y varoniles, que nos miraron con el ceño fruncido.
- ¿Que ha pasado? - preguntó una especialmente ronca
- Preguntale a esa- dije con voz de despecho, y le lanze una mirada envenenada a Milene que habia vuelto a sujetar su croquera con fuerza.
- Ya veo- dijo y se encaminó.
Yo seguí caminando sin mirar atras.
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Mientras Paula caminaba arrastrando a Paz consigo, está giró lentamente la cabeza hacia Milene, la miró con todo el odio de su corazón y le dijo moviendo los labios.
"Otra vez...ganaré" y le sonrió....
Entra en mi mente...
♫
Cocain Girls (Capitulo VI)
Author: Gen ~ /Cocain Girls (Capitulo V)
Author: Gen ~ /Un par de semanas más tarde sin embargo, todo comenzó a cambiar de color...
Habia aceptado todo de ellas, cigarros, alcohol, y algunas drogas, todo en dosis pequeñas, más por encajar que por gusto, nada demasiado terrible para mi...Un día Astrid llegó a clase con retraso, venía agitada, en sus ojos se veia claramente, exitación, no nos habló, pero nos pasó un papel en el que decía que teniamos un pedido urgente e interesante.
Luego, en la comida, nos dijo con voz fria.
- Alguien me ha pedido...coca.
Yo caí en un profundo abismo, que duró el resto de las clases, claramente, la peor desicion que tome en mi turbulenta adolescencia había sido consumir cocaina, tuve que alejarme de eso a la fuerza, pasé momentos terribles de necesidad y muchos tratamientos inducidos. Ahora con tan solo oir el nombre, el sudor despertó en mi cuerpo, las manos me temblaron y mi mente se llenó de imagenes sueltas llenas de locura, colores y alegria, falsa alegria, y demasiado pronto, pensé, de ansiedad. Era por eso que el dibujo de Milene me habia dejado pensando tanto, por eso ella me inspiró confianza, y por eso fue a ella, a la única que confié detalles de esa parte de mi vida...
Le conté, el día que hablamos de eso, que al salir del centro psiquiatrico donde me obligaron a rehabilitarme volví inmediatamente al vicio, hasta que un dia, reaccioné luego de una dosis golpeando a una mujer poco mayor que yo, para robarle y así poder comprar más, la pateaba en el suelo cuando el efecto desapareció, y cuando tomé conciencia de lo que hacia, corrí, y vague hasta llegar al campo, donde una viejecita me acogio, cuidó de mi y me apoyó cuando lo necesité, poco tiempo despues, ella murió, y yo volví a mi ciudad, con las manos vacias, como siempre, y busqué asilo donde mis padres, que al verme solo reaccionaron dandome un plato de comida y llamando a la policia, que luego me trasladó de ciudad y me trajo aquí. Esa fue la primera noche que lloré de dolor y arrepentimiento y Milene estaba allí, para mi.
Pero ahora, todo ese dolor desaparecía con una rapidez que contrastaba con todo mi viaje, dejando solo paso a la euforia. Mientras mi mente divagava aún ahora en la pieza de Nancy, ellas hablaban de todo lo que tendrian que hacer y planear para recibirla.
-Tendremos que esperar mas o menos un mes, me parece, no creo que les sea dificil conseguirla pero, mejor estar seguras y pensarlo bien.
- ya...-dijeron a coro las dos. Victoria jugueteaba con mi cabello y acariciaba mis encendidas mejillas con sus dedos de seda.
- Y...entonces quien hizo el pedido?- dijo Nancy
- Paz...volvió ayer, sé que es una perra, pero pagará bien.
- Bueno, mientras se meta en sus propios asuntos...
- A mi me agrada -dijo Victoria, Nancy y Astrid sonrieron con picardía- sabe lo que quiera, aunque dudo que Milene esté tan a gusto como yo.
- Y eso? -pregunté
- Se conocen- respondió Astrid con voz de ultratumba- y se odian...bastante
Antes de pensar ni decir nada, Victoria me interrumpió
- A mi me parece que...te maquillaré un poco más y te daré ropa, asi como estas pareces una trucha, quizás asi alguien se fije en ti- me miró a los ojos y sonrió.
- Alguien? pero como...aqui solo hay mujeres...-dije angelicalmente
- Si, eso digo yo-replicó- es un gran problema no?- dijo alegre, y comenzó a rasgarme aqui, untarme allá peinarme y cosas, me dio unos guantes y pulseras, y luego me echó a mi habitación.
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En el pasillo oscuro, una mujer alta, aparentemente mayor que yo, de pelo cobrizo liso hasta la cintura y labios rojos como la sangre me sonrió, ella estaba en cunclillas fuera de una habitación, mirando la nada.
- Hola - me dijo con dulzura
- Hm...hola- respondí- no te habia visto antes...eres Paz?
- Si - dijo con un siseo
- He escuchado de ti, hace un rato, soy Paula.
- Tampoco te conozco, debes haber llegado hace poco, yo...acabo de volver de unas...
apetecibles vacaciones por decir algo- una risita aguda, comparable con la de las brujas de la tv, salió de su boca y resonó en el pasillo- Me siento un poco sola esta noche, será que me acompañes con un cigarro?-
Accedí, subimos a la azotea en silencio, ella llevaba botas de combate, pantalones ajustados y la polera oficial, yo simplemente el uniforme, era bastante atractiva, y su pelo ondeaba a un lado y al otro con su andar.
- Eres muy bonita - me dijo- pero me parece, que Vicky se ha entrometido en tu estilo...o me equivoco?- sonrió y dejó salir entre sus labios el humo del cigarro.
- Porque lo piensas?
- Llevas una pulsera que le di hace mucho, además tiene el mal hábito de intervenir en los rostros de las mujeres bonitas.
La charla con ella fue tranquilizadora, llegue a olvidar la euforia que me invadió por completo hacía un rato.
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Al entrar en la habitación, Milene apenas levantó la vista de su cuaderno de dibujo, pero, cuando me senté frente a ella, con mi camara en las manos me miró fijo y me dijo
- Estas diferente
- Hum, si...supongo que fui el experimento de Victoria
- Si, pero no me referia a eso...hay algo en tu expresión...no sé, debo haber dibujado mucho...Has fumado? podrías averme dicho, me muero por un cigarro.
Yo me limité a sonreirle, subí las piernas a la cama y miré las fotos de mi vida, por hoy solo las buenas, del campo donde estuve, de mis padres, de mis amigos anteriores (los buenos) y las mas recientes nuevas, de Milene dibujando, y mías tomadas por ella, tambien habían de nuestras amigas de enfrente,las cosas que estaba segura de querer recordar al salir de allí, en el futuro. Dejé la camara devuelta en su altar, en la repisa mas alta, me puse el pijama, me meti en la cama y dormi...sin soñar.
Cocain Girls (Capitulo IV)
Author: Gen ~ /Los días siguientes pasaron tranquilos, aunque nadie en todo el edificio parecía darse cuenta de mi existencia además de Milene. Iba a clases sin hablar…comía sola, y subía a diario a la azotea a mirar el cielo y pensar.
Una noche…a eso de las 8, recogí mis cosas y fui a las duchas. Me desvestí con lentitud, hacía mucho frío. Los baños era una estancia casi tan grande como el gimnasio, hileras de duchas divididas por una pared, sin puerta, dejé mis cosas sobre una banca y entre a la ducha, habían habilitado el agua caliente por el invierno, me reconfortaba mucho ducharme, me sentía casi como en un hogar, bueno que, aunque no lo quisiera ese lugar sería mi hogar por mucho, así que era un buen indicio. Me tomé mi tiempo, luego salí, unos pasos un par de hileras más atrás, yo me seque rápido y comencé a vestirme, no llevaba más que la ropa interior cuando tres chicas, que eran de mi clase aparecieron al comienzo del pasillo. Estaban con uniforme aún, pero incluso con él se veía el estilo que cada una lucía, estaba Nancy, llevaba botines industriales, y muñequeras con puntas, el pelo morado y rosado recogido en una cola, la cabeza rapada a ambos lados y muchos pircings, nunca había hablado con ella, pero me miraba constantemente cada vez que me la topaba, a su derecha una chica alta y muy rubia, su pelo llegaba hasta la mitad del muslo, llevaba los ojos verdes pintados totalmente de negro, y las uñas negras también, no conocía su nombre, pero la reconocía de los pasillos, y me parece mucho de mi vida de antes también, y a la izquierda una joven más o menos de mi estatura, Victoria, de pelo extremadamente corto pegado a la cabeza, labios rojos y piel muy blanca, casi transparente, llevaba las muñecas adornadas con cortes tiernos y brillantes, igual que las rodillas, llevaba zapatos de charol muy brillantes. Me miraron un minuto, luego Nancy dijo:
- Así que eres la nueva…aún no te hemos dado la bienvenida pequeña- avanzaba lentamente hacia mi, meneando tras de si su cola de caballo- es totalmente inapropiado que andes por ahí…sin estar aceptada- sonrió, y sus dos escoltas se miraron entre si. Yo estaba muda…me protegía torpemente con la toalla, y esperaba lo peor.
- Eres mas bonita de cerca- dijo acercándose de prisa, quedó a un palmo de mi cara y me rozó suavemente la mejilla y el cuello- esperé para hablarte… solo para ver como reaccionabas aquí, pero he notado que no haces nada, y no hablas con nadie.
- Eso puede ser porque, nadie parece fijarse en mi…a quien quieres que le hable- respondí, con un arrebato de frustración que salió de mi.
- Bueno, necesitas a alguien por aquí, Milene…digamos que no es suficiente para sobrevivir, llevas una semana me parece…ya es tiempo de que elijas un camino, o alguien vendrá y no será tan amable como yo.
- Yo pensaba que venias a darme la bienvenida…
- Justo a eso vine… seré sincera hay muchas que no te quieren aquí, es normal…no puedes juntar a cinco mujeres sin esperar una riña inmediata, vine a ofrecerte…como decirlo… protección y te vale aceptar, porque no veo que nadie mas te ofrezca nada- dijo seria, con media sonrisa pegada en la cara, y los ojos fijos en mi.
Las otras dos se acercaron a mi, una a cada lado…y acariciaron mis brazos, lentamente, sin decir nada, en ningún momento.
- Has demorado más de lo normal- dijo Milene sin apartar la vista de su cuaderno de dibujo.
- Me he topado con alguien en el baño- ahora tenia toda su atención.
- ¿Con quien?
- Nancy…y otras dos
- Hum…que quería de ti?
- Que me juntara con ella
- ¿Qué has dicho?
- Nada…pero creo que lo han tomado como afirmativo…
- Estas jodida…- dijo divertida
- ¿Y eso, porque?-
- Dime algo…fuera de aquí, ¿eras una mujer normal?
- Depende de donde mires, pero supongo que si
- Ya no lo serás mas…no me hables de ella, y no le hables de ella a mi, ¿entendido?
- Si tu lo dices…
- Sácate la polera…
- ¿Perdón?- dije acalorada y sorprendida
- He estado dibujándote, tienes lindos hombros, y quiero verlos.
Obediente, me quité la polera, busqué mi bolso y me senté en la cama para que pudiera verme… me concentré en mi bolso, era mi mundo allí, tenia un cuaderno donde pretendía escribir cosas importantes de la vida, tenía fotografías, y mi cámara digital, con la memoria repleta de fotos privadas, recuerdos y tesoros, que me hacían seguir fuerte, y no sucumbir a lo que antes me había echo tanto daño, cosas como las rosadas cicatrices de Victoria. Hace días que no miraba dentro de mi bolso. Empecé a pasar las fotos, allí estaba yo con mis amigas en el cerro, con mi gato negro, con mis amigos, con mi jefe, con el mar, en una sala horrible con poca ropa, estaba durmiendo en una cama desordenada, y en muchas cosas más que no me gustaba recordar, pero que necesitaba estuvieran allí…
Al día siguiente, Nancy me paró en el pasillo.
- Hola linda…que tal tu noche, pensaste en nuestros ofrecimientos?
- Si…creo que…acepto, necesito una vida…aunque sea dentro de esta cárcel…
- Muy bien…- dijo muy sonriente, luego me tomó de la mano y entrelazó sus dedos con los míos, me arrastró hasta el aula, y me sentó junto a ella, atrás de las otras dos de la otra noche.
- Así que ha aceptado, buena elección- dijo la rubia, con voz raspada y un leve acento extranjero- Me llamo Astrid…
- Un gusto mademoiselle- dijo Victoria, con una voz dulce, me tomó suavemente la mano, con su mano fina y transparente, y besó mis nudillos, sonriendo y sin dejar de mirarme a los ojos
- Ahora, todo será mas fácil querida- dijo Nancy, acariciando mi pelo desordenado.
Si, todo fue más simple. Pero un poco… desconcertante. Junto con ellas nadie tampoco me hablaba demasiado, pero al parecer me tenían algo como respeto, no me empujaban más, ni me miraban curiosamente, y hasta me saludaban en los pasillos. Poco a poco comprendí que Nancy, se encargaba un poco del mercado negro del que me había hablado Milene, hasta el momento, yo comprendía el sistema como un colegio más, pero me equivocaba, era solo una cárcel con un poco de confianza hacia las internas, y por ende las internas tenían necesidades, especiales, bastantes seguían siendo alcohólicas, drogadictas o adictas a otras actitudes, especialmente infringirse dolor, no aceptaban obviamente objetos punzantes ni armas, pero Nancy, sabia como conseguirlos, siempre la visitaban, un par de mujeres y un joven poco mas adulto que nosotros. Para mi, que pretendía alejarme de “los malos pasos” era muy difícil, cuando en la habitación de Nancy con Victoria nos reuníamos, para separar la mercancía, para poder distribuirla, y por frente de mis ojos pasaban los licores y drogas que me habían acompañado hace poco menos de dos años y habían controlado mi vida. Debo admitir que caí en lo mismo, y no me importó. Pero eso era en el piso tres, habitación 303.
En la mía, todo iba bien, con Milene nos entendíamos cada vez mejor, ella no sabia nada de lo que yo hacia fuera, yo la sentía casi como a una madre, a la que debía mentirle, para que no me castigara. Conversábamos a veces toda la noche, y más de una vez ella vino a dormir conmigo porque tenía pesadillas, me sentía a gusto con ella. Conocio mi vida pasada y yo un poco de la de ella. A menudo también conversábamos con dos chicas de nuestra edad, que estaban dormían en la habitación que daba a la nuestra en el edificio del frente, que resultó ser también un reformatorio de mujeres, hablábamos por ventana y nos lanzábamos aviones de papel.
Ya me había acostumbrado a la vida en la cárcel, después de todo no era tan horrible.
Cocain Girls (Capitulo III)
Author: Gen ~ /Deben haber pasado dos minutos, o tal vez menos, mi mente recorrió toda mi vida, hasta que lentamente la puerta se abrió y por ella entro...Milene, supuse. Se quedó de pié allí, mirándome solamente y yo tampoco hice nada. Ella era más o menos de mi estatura, aunque bastante más delgada, su cabello era liso y desordenado, de un negro que rozaba el azul y caía suavemente sobre sus hombros, obviamente la mujer del dibujo (cocaine girl) era ella misma, pero sin ojeras ahora, o quizás nunca las tuvo de echo era solo un dibujo. Llevaba puesto un buzo burdeo, holgado.
- Deja de mirarme...o no podré dormir tranquila esta noche - dijo ella por fin,
- Oh!, lo siento, me llamo Paula, acabo de llegar- dije con un hilo de voz muy agudo- ni siquiera sé que hacer.
- Hum... bueno ese no es tanto mi problema como el tuyo, pero te has portado bien, la ultima que estuvo aquí se lanzo sobre mi enseguida, lamentablemente nos conocíamos desde el exterior, tu no quieres lanzarte sobre mi verdad?- preguntó con una sonrisa, yo negué-, entonces, por hoy te guiaré, pero no te acostumbres, estoy de buen humor. Debes hacerme caso en todo, no somos amigas, no tendrás amigas reales y debes cuidar tu espalda siempre, ahora no me mires, voy a cambiarme.
Me volteé hacia la ventana y me concentré lo más que pude en las grietas de la pintura del edificio de enfrente.
- Aquí las cosas son bastante simples cuando te acostumbras- decía con suavidad, su voz era rasposa y calmada, como su presencia, pero escondía algo, sabias al instante que no querías meterte con ella- eres nueva, busca un grupo y quedate allí, busca protección, no saques tus cosas de la habitación, si necesitas algo ilegal, si, lo necesitarás creeme, me dices yo haré los contactos, ah, también intenta confiar en mi, a fin de cuentas dormiré contigo, osea...aquí...
Yo la miraba impasible ahora, ya estaba con el uniforme, se veía cómoda también, había recogido su cabello en una cola de caballo, el frente aún desordenado enmarcaba su rostro pálido y delgado, ahora delineaba sus ojos con una gruesa capa de negro. Había hablado apenas con dos personas ese día y las dos me habían hablado como si dieran un discurso del que yo debía tomar nota, sabia que tenia que aprender rápido o pagaría las consecuencias, pero mi cerebro, ese día en particular, parecía poco interesado en mi futuro próximo. Partimos al comedor, milene caminaba dos pasos delante de mi, y sentía las miradas fulminantes de todas las demás a mis espaldas, de pronto me vi envuelta en una multitud que me arrastraba, apenas cruce el umbral del comedor milene me separó del tumulto que me asfixiaba lentamente, apenas salí me di cuenta de que mis piernas estaban rayadas y arañadas y mi pelo muy desordenado.
- No es nada, de echo, deberías sentirte bien, han hecho cosas mucho peores, ahora ven te sentarás conmigo...
El desayuno fue tranquilo, luego fui a clases con Milene, luego el almuerzo de la misma forma, fue un día bastante bueno, aunque nadie aparte de mi guía me dirigió ni una palabra ni una mirada.
- Entonces, que tal?- me preguntó ella, mas tarde en la habitación, el cielo se había despejado en el transcurso del día, y ahora los tonos rojizos del atardecer se colaban por la ventana.
- Bueno, podría haber sido peor
- Ah, y que hiciste para que trajeran aquí? no pareces muy bandida- se arregló el pelo y sonrió. Yo la miré a los ojos, no eran cosas que me gustara recordar, no tenia un confidente hace un par de años, pero por alguna razón ella me daba confianza...
- Hum, bueno, no fue una época muy buena, ni recordable, mi adolescencia fue horrible, me involucre con personas equivocasa, y tomé decisiones equivocadas también, me metieron en problemas...digamos desagradables, e hice cosas de las que no estoy orgullosa...
- Bueno, estamos por ahi - sonrió- cuantos años tienes?
- 17...tu?
- 19, llevo aquí un par de años, no he podido salir...ja! y que era tu vida antes de llegar aquí entonces?, al final no me contaste nada que no pudiera deducir...
- Bueno, sexo,drogas y...
- rock and roll? - me sonrió, y yo le devolví la sonrisa, hace tiempo no sonreía, se sentía bien.
- no quiero hablar de eso, quizás otro día...
- como quieras, buenas noches
- buenas noches
Esa noche soñé con ella, estaba sentada frente a mi en la habitación, no hacia nada, un resplandor platino entraba por la ventana, y no había ningún ruido, yo quería preguntarle que hacíamos ahora, pero no debía hablar, de pronto las otras comenzaban a entrar por la puerta por montones y me arrastraban hasta el comedor, donde estaba ella sentada otra vez mirándome, entonces yo sentía terror y quería escapar, pero me mantenían prisionera, y dolor inmenso me recorría y gritaba...Milene solo me miraba y ahora sonreía...
Cocain Girls (Capitulo II)
Author: Gen ~ /Revisión profunda a mi cuerpo y pertenencias, lo normal. Me condujo por pasillos oscuros y grasientos, me recordaban a algun hospital abandonado de alguna pelicula, era una especie de escalofriante tour por mi nueva realidad. A esa hora todas estaban en el gimnasio, me explicó, así que me mostraría el edificio... que más da. No volaba ni una mosca, me mostró las aulas, la biblioteca, el comedor, los baños y piezas y más piezas, todas dobles. Debimos estar media hora recorriendo el lugar, maldito lugar, los unicos lugares rescatables eran la biblioteca, tan grande como el comedor, alfombrada en su totalidad de burdeo, ventanas oscuras, butacas negras y por supueso pasillos y pasillos con estanterias repletas de libros, y la azotea que cumplia la funcion de patio, tenia una vista privilegiada de la ciudad gris que nos guarecia, por lo menos tendria algún lugar donde escapar.
Luego de ese "reconfortante" recorrido, me llevó a mi habitacion, segundo piso, numero 204, puerta negra, pomo dorado.
- Compartirás con Milene, ¿si? - si - tu uniforme está en el closet de tu lado de la pieza ¿si? - si-, debes lavarlo a mano tu solita.- sonrisa burlona, ya la odio- Las luces se apagan a las 22:30, yo misma vigilo los pasillos, todas de pie a las 5:30 am con ropa de deporte en el gimnasio, desayuno a las 7:00 am, uniforme implecable, clases desde las 7:45 hasta las 12:30, sin recreo durante la mañana, almuerzo hasta las 14:45, en el comedor, luego clases hasta las 16:30, y luego la tarde es tuya, dulzura - se regocijaba con nuestras miserables vidas, maldita- ¿Todo claro? - asentí- pues que bueno porque no responderé ninguna pregunta, ahora vistete, para el desayuno.
Y ahi me dejó, la muy...en fin, eran las 6:43 am, entré a mi habitación, habia una ventana que daba a otro edificio tan horrible como este, dos camas, dos mesas de noche, dos escritorios, dos armarios, las paredes eran beige, el piso alfombra azul marino, o quizás solo sucio. El lado de mi compañera lucia muchos dibujos en la pared pegados con cinta de papel, un dibujo en especial destacaba de los demas, en el centro, el retrato, un poco cariturizado, de una joven delgada, cabello corto, negro, desordenado, rasgos finos, piel clara, y ojeras muy oscuras que hacian undir los ojos oscuros, cuello desnudo, y unos garabatos que formaban dos palabras... Cocaine Girl.
Me quede un par de minutos observando la pared atiborrada de ilustraciones, en su escritorio y mesa habian cajas de cigarros, velas de colores, cuadernos y libros, era un desorden agradable para mi, y sospechaba que en un par de semanas mi lado de la pieza, el izquierdo, luciría bastante parecido. Me senté en la cama y froté mi rostro con fuerza, no entendía nada de como sobrevivir en ese espantoso lugar, de hecho hasta me aterraba caminar hasta el comedor, estaba segura de que me perderia al instante, ademas en cualquier momento las demas bajarian, y yo sabia como podian llegar a ser, crueles...muy crueles, lo habia vivido, pero tenía que desayunar, si no queria morir, y tenia que ser valiente. Miré en el armario, y saque mi uniforme, falda escocesa negra y gris y una polera color grafito, de algodon muy gastado, me hacia recordar mis pijamas más favoritos, me desvestí con lentitud, todo estaba muy frío, a mi pesar me senti bastante cómoda en el uniforme, dejé las piernas al descubierto y me puse zapatillas.
Entonces, esperé, no podía salir allí sola necesitaba un empujón...
Cocain Girls (Capitulo I)
Author: Gen ~ /Reformatorio Femenino Santa Sofía
Era lejos el edificio más feo que habia visto en la vida. Ese día en particular, todo parecia gris, no solo en mi mente triste y abandonada, sino el día en si, el cielo estaba gris carboncillo y liberaba una llovisna delgada que bailaba con el viento y te pinchaba la cara... Mi mochila negra colgaba de un hombro hace rato y me hacia doler el cuello. Ahi estaba, de pie frente al portal, a la espera de mi nueva vida...una mierda, pero de alguna forma se pagan nuestros errores, que le iba a hacer, estaba sola, mis padres ni pensaron verme antes de la reclusion, y dos oficiales me miraban desde la calle, vigilando, hace tiempo ya que me sentia vigilada, una sensación desagradable.
Por fin reuni el valor necesario, y subi las escaleras, cuatro pares de peldaños, se me hicieron eternos, frente a mi ahora una puerta, horriblemente azul y gastada, una mujer gorda con delantal gris me esperaba. Cara impasible, poco atractiva, me parecio una especie de monja renegada y enfermera malhumorada.
No presagiaba nada bueno...
En fin... nada puede ser peor que lo que he vivido...
Delirio en tinieblas...
Author: Gen ~ /Selene corría por el bosque, turbias sombras confundían su visión, ya atardecía y el frío poderoso de la noche se apoderaba de todo, de pronto un suspiro rozó su cuello desnudo erizándole toda la piel. Selene agudizó los sentidos, un sinfín de crujidos y brisas se acercaban, era el fin, corrió entre los árboles buscando refugio, pero ya se acercaba era inevitable, se quedó lo más quieta que pudo detrás de un árbol grueso, viejo y reseco, su piel reaccionaba al frío que descendía y su respiración entrecortada creaba una nube de vapor disperso frente a ella. Una mano tibia tiró de su ropa haciéndola temblar.
- ¡Has perdido!- dijo alegremente Sigfried con una sonrisa luminosa en el rostro pálido, la abrazó con fuerza, acarició su rostro suave y la besó tiernamente. El juego de tibio y frío entre sus labios hizo reaccionar todos los poros de su piel, entonces con un suspiro de voz ella dijo:
- Es tarde ya, vamos hace frío- Tomó la mano de Sigfried con fuerza y lo tironeó hasta adentrarse en el bosque dormido, la casa a lo lejos estaba sumida en las sombras.
Hacía ya dos años que se conocían, trabajaban en la misma casona desde ese entonces. Un misterioso benefactor extranjero y poseedor de una abultada y bastante sospechosa fortuna, los había rescatado de la ciudad en depresión y les había ofrecido un techo, comida, un sueldo más que considerable y dos domingos al mes para gastarlo en lo que se les ocurriera.
Antes de eso Sigfried vivía de robos matutinos y de un puesto en una frutería que regalaba más de lo que gastaba, y Selene servía en un café de caballeros, ligera de ropa para lucir sus exuberantes atributos y así ganar propinas para comer decentemente.
Era nada común encontrarse con el señor en casa, normalmente estaba en viajes al extranjero de días y más días, pero por alguna extraña razón nunca paraban de existir deberes que cumplir en la gran casona de torres picudas, escaleras, pasillos y puertas, puertas infinitas. Aparte de ellos en la casa había cuatro criados, más que suficientes para satisfacer las necesidades de un excéntrico y ausente patrón. El encargado principal de la casona era Don Valentín, un hombre alargado y rígido, siempre compuesto y enfundado en un envidiable traje de tres piezas de algún color muy sobrio y zapatos relucientes, la cocinera Ana, una mujer regordeta, alegre y colorada literalmente pues además de su piel enrojecida por el bochorno sus cabellos lacios y siempre recogido sobre su cuello refulgía con el color del fuego de sus amadas cocinas, Iván el jardinero, casi decrepito lento al caminar con una calva que brillaba a toda hora y Taniana, una joven muy poco agraciada producto de una noche de alcohol lejano de Doña Ana, todos ellos recogidos de la miseria de la misma forma, cuando ya estaban a punto de tocar el fondo un auto negro y reluciente con un joven, amable y elegante pasajero con la mano extendida para ayudar.
Sigfried y Selene llegaron el mismo día, y luego de sus respectivos viajes con el señor en el reluciente auto no habían vuelto a verle la cara, ni ninguno de los otros empleados salvo Don Valentín por su tarea de recibir, informar y cumplir sus necesidades.
Esta tarde Selene y Sigfried luego de terminar sus obligaciones salieron a pasear por el bosque que rodea y oculta la impresionante casona para celebrar el aniversario de su llegada, ahora en la llegada de la noche ningún ruido más que el de sus pies caminando lentamente rompe el silencio, todo parece estar dormido, más de lo normal, una brisa fría hiso erizar el pelo de la nuca de Sigfried, claramente un mal presagio pero no le prestó atención, apretó más fuerte la mano de Selene dentro de la suya y siguió caminando. Era sábado, los otros criados se preparaban ara salir ahora a celebrar y por la mañana abastecerse de chucherías. Ahora la oscura sombra de la casa se erguía frente a ellos, Sigfried vio salir a los criados y venir hacia donde se encontraban ellos, abrazó a Selene y la arrastró a la oscuridad para esperar que pasaran, ahora tendrían toda la casa para ellos, el señor no estaba y no daba aires de volver.
- Ya han pasado, vamos- dijo ella sonriente y radiante, como siempre, sus ojos cafés relucían incluso en una noche tan oscura como esta.
Llegaron a casa y se dieron el lujo de atravesar el pórtico principal y entrar por la gran puerta de roble oscuro y pulido, haciendo venias, simulando alcurnia se adentraron en las sombras riendo. El ambiente se sentía algo diferente de lo normal, pesaba sobre sus espaldas, por la gran abertura de la puerta se colaba la luz potente de la luna y de los farolitos que indican el camino creando contra los muebles y paredes sombras inimaginables y densas como un pozo profundo. Selene empujó la puerta que se cerró de golpe creando un estruendo que hizo temblar el suelo y la negrura absoluta se apoderó del lugar, a tientas Selene tomó la mano de Sigfried que la guió en la oscuridad por pasillos y escaleras hasta una puerta blanca y brillante con un pomo brillante en el centro y dos letras doradas sobre el
A. C.
La puerta cedió lentamente y entraron, Sigfried besó su cuello tibio y luego le susurro al oído:
- Quédate aquí… ya vengo
Y salió por la puerta, Selene buscó a tientas en la pared y accionó la luz, que la cegó por un momento, cuando sus ojos se acostumbraron observó el cuarto en el que estaba, nunca había estado en ella había una estantería gigante esparcida sobre dos paredes, en la otra una serie de pinturas en secuencia que empapelaban casi todo el espacio y en la cuarta pared solo la puerta cerrada, en el centro un gran sillón tallado y un escritorio de mármol rojizo repleto de papeles esparcidos.
En la oscuridad densa y agobiante Sigfried luchaba con unas manos que le sostenían los brazos y tapaban la boca. El pánico cayó sobre su estomago como un ladrillo no sabía que esperar, primero pensó que era Selene que jugaba, por lo que no opuso resistencia, pero luego una fuerza imposible para ella comenzó a aprisionarlo más y más, tan fuerte que le cortaba la circulación de los brazos, luchó y consiguió zafarse, trató de gritar pero su garganta estaba fría y seca y de su boca solo nació un gemido lastimero e inaudible, buscó a tientas en su ropa un encendedor para enfrentarse a lo que lo acechaba desde la oscuridad, entre sus dedos temblorosos logró encender la llama azulada, no había nada, se volvió bruscamente esperando una aparición grotesca tras de el, pero allí tampoco no había nada, solo la maldita oscuridad densa como pintura liquida.
De reojo percibió un movimiento entre las estanterías, tembloroso se acercó el encendedor extinguió de pronto su llama azulada por alguna brisa perdida y le dejo sumido nuevamente en la oscuridad. Lo sentía allí mirándolo frente a él, entonces una poderosa fuerza le golpeo el pecho haciéndole retroceder, otra vez, un dolor gélido retumbaba en su interior haciéndole sufrir como nunca antes, se echó a correr como nunca, derribad todo a su paso para entorpecer el avance de lo que lo perseguía, se encaminó a la cocina chocando contra muros y muebles, se le antojó como una selva dentro de la casa, todo se sentía palpitante y extrañamente vivo, no lograba comprender que horror lo perseguía, la casona nunca pareció esconder algún secreto oscuro simplemente no comprendía, por fin llegó a la escalera que bajaba a la cocina, paró en la parte mas alta a recuperar el aliento, abajo un abismo de más oscuridad le esperaba, lo sentía cerca, lo que fuese que venía por el con un odio creciente e injustificado, simplemente para desencadenar su furia. Despacio, muy despacio comenzó su descenso sintiendo brisas y susurros en su oído a cada instante, le hacían entender que esa cosa seguía allí, de pronto recordó a Selene, el miedo había cavado tan hondo en él que se había olvidado completamente de ella, tenía que buscarla, pero donde, como…
Cuando por fin llegó a la cocina, la noche no podía ser más oscura, prendió la luz y paseo entre los mesones buscando alguna respuesta para sus preguntas, tomó un vaso de agua fría para aclarar su garganta y pensamientos, entonces un grito agudo y desesperado retumbó por los pasillos de la casa.
Selene…
Selene comenzó a mirar los objetos en las estanterías, un reloj dorado de bolsillo que andaba al contrario de lo normal, muchos libros y manuscritos que contaban de profetas sanguinarios y muerte, instrumentos a los que veía ninguna utilidad aparente, fotos sueltas, paquetes cerrados, cofres vacíos, joyas brillantes, un curioso álbum de fotos que se titulaba Memento de mucha gente dormida, y un libro muy grande de tapas de cuero verdoso con letras brillantes y caligrafía exquisita, una fuerza superior la obligó a abrirlo, lo hojeo atrás y adelante se detuvo por el medio, iba a comenzar la lectura cuando el libro se cerro sobre su mano impulsado por una fuerza invisible, una mano pesada gélida y desconocida cayó sobre su hombro y lo apretó con fuerza, ella se volvió lentamente, frente a ella un rostro malévolo y oscuro, de rasgos escondidos, una sombra sólida, sonrió despiadadamente, de pronto las luces de la habitación se extinguieron y Selene gritó con todas sus fuerzas.
Desesperado se tomó la cabeza con fuerza, tratando de pensar con claridad, en ese momento por la separación entre la puerta y el suelo algo como un agua muy oscura escurría y se reunía en un charco, de pronto comenzó a erguirse y la forma inconfundible de un niño comenzó a crecer frente a él, la sombra se quedo ahí de pie observándolo, entre las sombras de su rostro se reconocían claramente los relieves de dos ojos pequeños fijos en él. La sombra quieta sonrió, o eso parecía entre la negrura de su rostro, sonrió tiernamente, tal como un niño.
- Ven… - susurró la sombra.
La puerta se abrió de par en par y la sombra subió por la escalera a toda velocidad, Sigfried lo siguió por el sinfín de escaleras y pasillos, de pronto al doblar en una esquina Sigfried paró en seco, el niño de nuevo estaba quieto y observándolo, junto a una puerta blanca y brillante, alzó su pequeño brazo oscuro apuntando a la puerta.
- Aquí…- dijo
Sigfried avanzó temeroso, la sobra retrocedió para darle espacio, se paro frente a la puerta blanca y empujo la puerta entreabierta, allí en el centro del salón acurrucada en el sillón estaba Selene profundamente dormida, la miró tranquilizado, sintió una leve brisa fría en su espalda y se volvió, el niño ya no era un niño sino una gran abominación de sombras y oscuridad, que avanzó con brusquedad y lo atravesó haciéndolo caer duro contra el piso, Sigfried se levantó aturdido y alarmado por la sorpresa, miró hacia Selene, la sombra la sostenía en sus espectrales brazos acurrucada como a un bebe. Sigfried no se atrevía ni podía mover ni un musculo, la sombra lo observaba en un silencio imperturbable, lentamente la sombra acercó su rostro al de ella y comenzó a besarla en los labios, Sigfried trató de avanzar y gritar pero nada en su cuerpo respondía a su cerebro, estaba completamente paralizado, la sombra siguió besándola y lentamente comenzó a entrar por la boca de Selene, cuando estuvo dentro de ella completamente Selene flotaba frente a sus ojos, descendió lentamente hasta el sillón, y luego de unos segundos que se le hicieron eternos, ella abrió los ojos de un golpe, su mirada aterrorizada recorrió la habitación y se detuvo en Sigfried, de pie junto a la puerta abierta, dentro de sus ojos la oscuridad del espectro cobraba vida, se puso de pie lentamente y avanzó hacia él lentamente, cuando estaba a un palmo de él, sonrió maléficamente y sus ojos se tornaron completamente negros, entonces exhaló un grito de dolor y se transformó completamente en oscuridad, ahora era la sombra que lo miraba, Sigfried cerró los ojos, la única forma de refugiarse de la furia del espectro frente a él, de pronto un calor abrazador bañó su cuerpo, su corazón latía con tal fuerza que amenazaba con salírsele del pecho, y mantenía los ojos apretados con tal fuerza que le dolían, todo se tornaba frío a su alrededor entonces:
- Es tarde ya, vamos hace frío- Era Selene que le hablaba con un suspiro de voz, Sigfried abrió los ojos lentamente, estaba de nuevo en el bosque al atardecer. Ella tomó la mano de Sigfried con fuerza y lo tironeó hasta adentrarse en el bosque dormido, la casa a lo lejos estaba sumida en las sombras.
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Fan Fiction, Las luces de Septiembre, Carlos Ruiz Safón
No sirvió pero aqui está y me gusta...gracias a los que me apoyaron :)