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Atte Initius E. Lucis

Un gran árbol de verdes hojas...

Author: Gen ~ /

Existen mundos en el universo donde nadie se atrevería a entrar. Midgar es uno de ellos.
Allí habitan hombres que son como lobos que gritan en el mar y la tierra y aterran a los humanos día y noche.

Pero en esta tierra de de horrores persistentes también existe algo hermoso, una luz de esperanzas para las criaturas. Un gran árbol de verdes hojas. Desde tiempos inmemoriales se cuentan historias de los hermosos paisajes que lo rodean y los hermosos seres que lo custodian. Esta tierra hermosa hogar del gran árbol se encuentra perdida en el tiempo en la inmensidad de un mar infinito habitado por criaturas inimaginables y se encuentra resguardado por gigantes de fuego en Jountusheim y gigantes de hielo en Niflheim.

En las costas de este océano sin fin existen seres humanos con corazón de guerrero, y cabellos largos rubios y trenzados y que con solo un grito atemorizan a sus oponentes.

Una de las historias mas relatadas acerca del gran árbol es que, en lo más alto de sus ramas, existe un templo donde habita un dios, que alberga a todos los valientes que merecen llegar hasta sus pies.

Existió en ese mundo un hombre, Bladimir, un héroe e su pueblo, respetado y seguido por todos.

Un día surcaba los mares del sur de su continente en busca de tesoros de joyas y rubíes. El océano estaba calmo y el viento a su favor, sus dioses lo bendecían con buen tiempo. De pronto, en el tiempo de un parpadeo, el cielo se oscureció, las aguas se agitaron y los vientos cambiaron la dirección y el sentido de todo y de todos.

Los hombres de Bladimir, desorientados no sabían que hacer, todo se hizo caos y confusión, en medio de eso Bladimir en paz y tranquilidad como buen líder, pensó, observó la escena con detenimiento y divisó a lo lejos en el horizonte, en medio de la tormenta un barco con velas oscuras y una gran cabeza de dragón tallada en la popa. Al acercarse el bote desconocido a la embarcación de Bladimir, incluso con el ruido del caos se podían oír los gritos de cientos de furiosos hombres.

Entonces Bladimir piensa, quedaba comida para pocos días y probablemente el barco no resistiría la tormenta, no quedaba otra alternativa, decide ir tras la embarcación, sus hombres, aunque temerosos lo siguen. Se lanzan al mar enfurecido en botes de rescate que durarían la corta travesía de barco a barco, pero llegan a salvo a la extraña embarcación. Abordo, Bladimir cae rendido y se entrega al sueño. Soñó con un gran árbol majestuoso, con seres hermosos y maravillas, y despertó. Entonces recordó que su padre le había contado historias sobre aquello, pero lo olvido enseguida porque llegaban a tierra y era tiempo de desembarcar.

Los extraños hombres, que solo cruzaron palabra más que para ordenar cosas, los dejaron en la playa y se alejaron en negros caballos hacia el bosque más próximo y en cosa de minutos, desaparecieron.

Luego de unas horas de descanso, Bladimir decide abordar la playa, pero por el costado opuesto a la ruta de los hombres, tenia que ser cauteloso para cuidar la vida de sus fieles y la suya propia. Caminaron y llegada la noche montaron campamento en un claro de bosque. El primer día luego del arribo en el a tierra desconocida levantaron sus cosas y guiados por su líder, emprenden un viaje de reconocimiento.

Hacia frío en todo el territorio, el sol brillaba en lo alto, mas no calentaba ni un poco.

Luego de horas de caminata sin ver nada más que árboles y claros, animales pequeños y pájaros, se encontraron parados frente a lo que parecía un pueblo.

Un pueblo que había sido devorado por las llamas, el suelo estaba cubierto de espadas y escudos, y todo estaba manchado de sangre. Recorrieron el pueblo en busca de cuerpos, vida, y víveres, pero no encontraron nada, la comida estaba seca, no había ni un cadáver, ni siquiera un indicio de lo que había sucedido por lo que siguieron adelante.

Esa noche, luego de montado el campamento, y de haber montado su turno de guardia, Bladimir, soñó con su padre que le decía:

- Hijo, estas cerca, buscadlo y dadme honor…

Entonces en sus sueños Bladimir recordó toda su infancia, las leyendas sobre el gran árbol, los juegos infantiles donde el lo encontraba y sentía la gloria, todo. Y se dio cuenta, de que esta era la tierra. Como lo supo, no podría decirlo, simplemente lo supo. Entonces decidió que irían en busca del gran árbol, y así fue. Despertó antes que el sol renaciera, y esperó ansioso. A primera hora de la mañana, partieron nuevamente.

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