Entra en mi mente...

En un mundo lleno de cosas vivas y palpitantes es imposible guardar todos mis pensamientos para mi...

Es por eso que e decidido...compartirlos...

Gracias por leerme, Disfruta.

Atte Initius E. Lucis

Detras de la Escalera (cap V y VI)

Author: Gen ~ /

V. La ciudad de los árboles

Llegaron entonces al final del bosque tenebroso que se convirtió en uno bastante hermoso. El cachorrito desapareció, y ellos siguieron su camino. Anduvieron poco más y llegaron a un prado, lleno de hermosos árboles que llegaban al cielo, aguas cristalinas, pajarillos trinando y mariposas revoloteando.

- Creo que llegamos- Dijo Sunniby
- Si, creo que si- dijo Paulo felizmente.

Se recostaron cómodamente bajo un árbol, Sunniby bebió fresca agua de una vertiente, el sol estaba tibio y una brisa fresca refrescaba todo. Paulo miró su reloj de pulsera eran las 7:51 AM. Estaba tan cómodo, que sus ojos se cerraron lentamente y nuevamente se durmió.

Algo le picaba en la espalda, comenzó a rascarse con mucha euforia, golpeando el tronco del árbol con su codo.

- Me estas haciendo daño- dijo alguien. Paulo miro alrededor pensó que Sunniby le había hablado pero ella estaba por allá jugando en el agua de la vertiente cristalina. No le dio importancia y continuó su labor de rascado.
- Aún me haces daño…- dijo nuevamente la voz. Paulo se puso de pie y miro…No había nadie allí.
- Aunque no lo creas, soy un ser vivo y si me golpean me duele, ¿te gusta acaso que a ti te golpeen?- Entonces una rama golpeó a Paulo en la Cabeza.
- Eh…¿lo siento?- dijo Paulo
- Si, si bueno…espero que no vuelva a ocurrir, vine aquí para estar tranquilo, y no me gusta que me estén golpeando, ¿Qué hacen por aquí? Hace mucho tiempo que nadie se paseaba por aquí…ya estábamos algo aburrido de tanta tranquilidad.
- ¿Quiénes?
- Pues, todos, todos los árboles que vinieron aquí a descansar, somos todos unos viejos, ya no estamos para nidos ni ardillas, solo tranquilidad.
- Bueno, nosotros vinimos en busca de un libro que se perdió hace muchos años atrás, ¿no lo habrá usted visto por casualidad?
- Pues, hace tiempo vino un niñito como tu, llegó con un gran libro pero se fue con las manos vacías, debe de haber estado por aquí, si me esperas un momento consultaré si alguien lo recuerda por aquí.
- ¡Sunniby! Ven aquí, creo que tenemos mucha suerte- Sunniby saltó hasta Paulo, y esperaron juntos un rato, entonces el árbol de nuevo habló y dijo:
- Pues, pocos lo recuerdan, pero aquí se quedó, el gran sauce dijo que ese niño hace muchos años había estado leyendo bajo de él, pero que el libro no había quedado allí, el Manzano dijo que el niño se había subido a sus ramas para coger algunas manzanas pero que el libro no había quedado allí, entonces el Baobab habló y me dijo que el niño había paseado por entre sus grandes ramas y que allí había quedado el libro, así que si quieres encontrarlo, pues…busca al Baobab.

Paulo, no sabia lo que era un Baobab pero pensó que si el niño había corrido por entre sus ramas debía de ser un árbol gigantesco.
Caminaron por entre todas las clases de árbol buscando al más grande de ellos, y lo encontraron.

- Señor Baobab, ¿está usted allí?- preguntó solemnemente Sunniby
- Si que sí, ¿quién pregunta?
- Somos Paulo y Sunniby- dijo ella- Buscamos algo perdido
- Ah, si, si, claro, por aquí estaba, no recuerdo donde, me temo que tendrán que subir- dijo con su ronca voz el Gran Baobab, entonces con una gran rama, los empujó hasta arriba. Por encima el Baobab era más grande de lo que parecía, tenía ramas gigantescas por todos lados, seria difícil encontrarlo.
- Creo que si nos separamos, lo encontramos más rápido-dijo Paulo, y caminaron en caminos opuestos. Caminaron mucho rato por su lado cada uno, sin encontrar nada más que polvo y hojas secas, entonces se volvieron a encontrar y justo allí estaba el Libro, en el final del camino de cada uno. Estaba bajo de una capa de polvo gruesa. Paulo lo tomó y hojeó, tenia paginas amarillentas de letra negra muy pequeña, en la tapa un montón de dibujos que formaban una hermosa composición.
- Y ahora ¿Cómo nos volvemos?- Dijo Sunniby
- ¿Quieren irse ya? ¿Y tan pronto?- dijo el Baobab desde dentro- ¿y a donde se dirigen?
- Al claro en el bosque, donde el Viejo
- Ah, si, lo recuerdo- Vamos entonces- Entonces un agujero se hizo en el tronco del Gran Baobab, dejándolos caer por un oscuro tobogán, Paulo se aferró como pudo al gran libro negro, y se dejó caer. Al poco rato, cayeron al frío y duro suelo. Se levantaron, estaban justo en el riachuelo Lila. Corrieron por el sendero y llegaron al claro en el bosque.

Al llegar a la casa, entraron apresuradamente para entregarle sus conocimientos al Viejo. Apenas entraron, a Paulo algo negro se le vino encima, Paulo se fijó que era su sombra.

- Te extrañe tanto compañero- dijo ésta, y de un salto se pegó nuevamente a los pies de Paulo.

Estaba también Hanngrell. El Viejo los esperaba con una cena maravillosa de Pavo y Verduras, comieron de muy buena gana.

- Creo que me iré a mi casa, estoy cansado- Dijo Paulo
- Pues si te vas, te vas con esto- Dijo el Viejo, y le entregó el Gran Libro de todas las historias y cosas del mundo- Yo ya no lo quiero.
- ¿Y por donde te irás?- Preguntó Sunniby
- Yo puedo llevarlo, conozco varios atajos- dijo Hanngrell con su voz chillona. Paulo se despidió del Viejo y de Sunniby. Entonces Hanngrell se acercó a él, se estiró muy grande y lo abrazó, todo comenzó a girar.

VI. De regreso

Paulo, cayó sobre algo mullido y tibio, se sentó sobresaltado mirando desesperadamente alrededor para ver donde se hallaba ahora. La cabeza le daba vueltas.

- ¿Dónde estamos Hanngrell?- Preguntó, pero el niño no respondió. Cuando pudo fijar la vista se dio cuenta de que estaba en la habitación que había sido de su padre hace muchos años, estaba sentado en la cama, estaba de día afuera, y hacía mucho calor. Miró su reloj de pulsera eran las 11:13 AM.

Todo debió ser un sueño, un hermoso sueño.

Entonces se levantó tranquilamente, y fue a mirar al abuelo, ya se había levantado, se preparó desayuno y comió, ese día sus padres irían a buscarlo para llevarlo de vuelta a la normalidad. Esperó un rato, y el abuelo llegó con bolsas de compras y un paquete bajo el brazo. Paulo le ayudó a guardar todas las cosas.

- Esto estaba en el jardín, dice tu nombre hijo, toma- Dijo el abuelo extendiendo el paquete. Paulo lo tomó y lo abrió, traía el Gran Libro del viejo. Paulo no sabia que pensar.
- ¿Y eso?- dijo el abuelo- Creo que lo he visto en algún lado. Creo que cuando pequeño encontré uno casi igual en la casa de un viejo, pero lo perdí y me escapé, no pensaba ser regañado, no lo pierdas tú.


Paulo se llevó una gran sorpresa.



Fin



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Dedicado a Ilich por ayudarme a comenzarlo hace muchos años, a Ibi por ayudarme a continuarlo hace poco, y a Gonzalo por incentivarme a terminarlo hace nada

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